“Gladiator II” se encuentra a las puertas de su estreno, y ya ha comenzado a recibir sus primeras críticas, destacando una particularmente contundente del historiador Shadi Bartsch. Bartsch, profesor de Historia Clásica en la Universidad de Chicago y con una formación académica que incluye Princeton, Harvard y Berkeley, no ha dudado en calificar la película como “basura de Hollywood”, cuestionando seriamente su rigor histórico.
El historiador ha señalado varias escenas que considera inverosímiles y carentes de autenticidad. Una de las más controversiales es la del Coliseo inundado por tiburones, una idea que, según él, no tiene fundamento histórico. Bartsch explica que los romanos no conocían la existencia de los tiburones, y que el Coliseo nunca fue utilizado para batallas navales, lo que pone en tela de juicio la veracidad de la representación. Además, la idea de que los gladiadores montaran rinocerontes en la arena es otra de las incongruencias que menciona, afirmando que no hay evidencia histórica que respalde tal afirmación.
Además de estas escenas, el historiador también critica otras imprecisiones, como la supuesta existencia de prensa diaria en la antigua Roma. Este tipo de concesiones al entretenimiento y al espectáculo parecen eclipsar la intención de ofrecer una representación fiel del periodo histórico.
La película, dirigida por Ridley Scott, cuenta con un elenco destacado que incluye a Paul Mescal en el papel de un nuevo gladiador, junto a Pedro Pascal y Denzel Washington, este último siendo objeto de especulación sobre una posible nominación al Oscar por su actuación. Sin embargo, a pesar del prestigio de su reparto, la película ha enfrentado un desafío significativo: equilibrar la necesidad de ser atractiva para el público moderno con la responsabilidad de representar con precisión un periodo histórico tan complejo.
En respuesta a las críticas, Ridley Scott ha defendido su obra, afirmando que la película se toma “licencias artísticas” en su narrativa. El director ha enfatizado que su objetivo principal fue capturar la esencia del Imperio Romano, y que, aunque mucho de lo que se presenta en pantalla es una interpretación, considera que “el 90% de la película es históricamente precisa”. Este tipo de defensa es importante para Scott, quien este mismo año ya había enfrentado críticas sobre el realismo histórico en su película “Napoleón”.
Sin embargo, hay aspectos reconocidos que se apartan de la historia real, como la edad de los emperadores Caracalla y Geta, quienes, en la realidad, habrían sido demasiado jóvenes para desempeñar los papeles que les asigna la película.