Cuando dolía, ¡dolía con música!
Antes de que existieran los emojis de corazones rotos o las stories indirectas, había una forma mucho más intensa (y poética) de expresar el drama del amor adolescente: las baladas. Y no cualquier balada, sino esas que salían directo del alma, acompañadas de un piano poderoso o una guitarra que parecía llorar contigo.
En los 80 y 90, el dolor de una ruptura o la emoción del primer “te amo” no era completo sin una canción de fondo. Whitney Houston, Luis Miguel, Mariah Carey, Rocío Dúrcal, Bryan Adams, Ana Gabriel, Laura Pausini… todxs tenían una canción para ti, justo en el momento en que más lo necesitabas.

El poder de una voz (y un gran coro)
Las baladas de los 80 y 90 eran una mezcla letal de voces extraordinarias y letras que te dejaban el corazón en la garganta. ¿Quién no se derritió con “I Will Always Love You” de Whitney? ¿O sintió que estaba en una telenovela al escuchar “La Incondicional” de Luismi?
Estas canciones no solo hablaban de amor: hablaban de entrega, de sacrificio, de lágrimas a escondidas. Cada coro era una declaración, cada nota sostenida era un suspiro y cada fade out… el cierre perfecto de una historia de telenovela que tú protagonizabas en tu cuarto con la luz apagada.
Baladas que nos enseñaron a sentir (y a sobrevivir)
Las baladas de esa época no tenían miedo de ser cursis, exageradas o dolorosamente vulnerables. Y eso las hizo únicas. No había ironía, no había memes. Solo sentimiento puro. Eran canciones para escuchar con audífonos mientras mirabas por la ventana, imaginando que alguien entendía por lo que estabas pasando.
Y lo más mágico: no importaba si tenías 12 o 25 años, si vivías en Tijuana o en Buenos Aires. Todos compartíamos ese mismo catálogo de sufrimientos melódicos. Las letras hablaban de un amor idealizado, a veces imposible, pero absolutamente épico.
La fórmula que aún funciona
Aunque las modas cambian y el reggaetón gobierne las fiestas, la balada sigue viva. Nuevos artistas como Camila, Reik, Morat o Sebastián Yatra han sabido adaptarla a las nuevas generaciones sin perder su esencia: hablar de emociones reales, sin filtros.
Y muchas de las canciones de los 80 y 90 siguen apareciendo en películas, karaokes, bodas o momentos clave de la vida. Porque hay cosas que nunca pasan de moda. Como el sentimiento. Como llorar en silencio con “Total Eclipse of the Heart”. Como mandar indirectas con “Amor Eterno”.

El corazón también tiene su playlist
Las baladas fueron (y son) ese abrazo musical que llega cuando las palabras ya no bastan. Nos enseñaron que está bien sentir, que está bien llorar, y que a veces, el mejor remedio es cantar a todo pulmón mientras el corazón se acomoda.
🎤 Así que no te juzgues si hoy pones “Tu cárcel” o “El Sol no regresa” a todo volumen. Es tu alma, sanando con estilo.