En un mundo donde la productividad y la velocidad parecen ser el centro de todo, detenerse a sentir se ha convertido en un acto revolucionario. Expertos en salud mental coinciden en que la conciencia emocional es clave para mejorar la calidad de vida. Reconocer lo que sentimos y entender el origen de esas emociones ayuda a tomar mejores decisiones, reducir el estrés y fortalecer las relaciones.
La práctica más recomendada es el journaling emocional, escribir todos los días lo que sentimos sin filtros. Este ejercicio ayuda a identificar patrones, a procesar emociones difíciles y a prevenir explosiones de estrés.
Psicólogos señalan que sentir tristeza, enojo o frustración no es negativo: son señales de que algo necesita atención. Aprender a leer estas señales es como tener un GPS emocional que guía hacia una vida más equilibrada.