¿Feo es el nuevo sexy? Las pasarelas dicen que sí

¿Feo es el nuevo sexy? Las pasarelas dicen que sí

En un universo donde lo pulido, bello y deseable parecía ser la norma, la moda ha dado un giro de 180 grados. Bienvenidos al mundo del “uglycore”, una tendencia que celebra lo extraño, lo incómodo y lo visualmente caótico como forma de expresión. En lugar de seguir las reglas estéticas tradicionales, las grandes casas de moda están rompiendo con los estándares del buen gusto. ¿El resultado? Desfiles donde los modelos llevan crocs con plataformas, vestidos que parecen hechos con manteles reciclados y peinados dignos de una película indie postapocalíptica.

El movimiento no es nuevo, pero sí está alcanzando su punto más alto en 2025. Balenciaga, Vetements, JW Anderson y Loewe lideran la cruzada estética con colecciones que parecen sacadas de un universo alternativo donde la ropa no tiene por qué ser favorecedora, sino memorable. Prendas oversize hasta lo absurdo, colores que chocan entre sí como si fueran enemigos naturales, y accesorios que rozan lo absurdo son ahora la norma, no la excepción.

Este fenómeno tiene una raíz cultural profunda. En tiempos de crisis climática, pandemias recientes, incertidumbre económica y saturación visual, la moda está buscando provocar en lugar de complacer. “Feo” es sinónimo de autenticidad, de rebeldía, de resistencia al mandato de la perfección que impusieron las redes sociales. Las nuevas generaciones —especialmente Gen Z y Alpha— no quieren verse perfectas, quieren verse reales, aunque eso signifique verse raras.

Las redes sociales han sido clave en esta mutación estética. Instagram empezó celebrando filtros que suavizan la piel, pero ahora TikTok impulsa videos que exaltan lo grotesco como forma de identidad. Un día es un makeup inspirado en ojos llorosos, al siguiente un outfit hecho con bolsas del súper. Lo feo, si comunica algo genuino, se vuelve bello. Y en este juego de significados, la industria del lujo ha sabido monetizar el caos.

Por supuesto, no todos lo entienden. Hay quien aún asocia moda con elegancia, y encuentra desconcertante ver a modelos caminando con cejas decoloradas, zapatos asimétricos y looks sacados de un mal viaje. Pero eso es justo lo que busca el uglycore: incomodar, abrir conversación, romper la expectativa. En palabras de un diseñador de culto: “Si no provoca una reacción visceral, entonces no es moda, es uniforme”.

Así, lo antiestético se vuelve una declaración política y cultural. Es una bofetada al capitalismo aspiracional, una forma de tomar control sobre la imagen propia. En lugar de vender ideales inalcanzables, se celebra lo imperfecto, lo torcido, lo incómodo. Y aunque a muchos les parezca que la moda se volvió fea, lo cierto es que, en esta era, lo feo tiene más poder que nunca.


(¿Deseas que continúe con la nota 3: “TikTok predice el futuro (otra vez): tendencias 2025 que ya están en tu feed”?)

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