Una story y se acabó tu carrera: el miedo real detrás de la cultura de la cancelación

Una story y se acabó tu carrera: el miedo real detrás de la cultura de la cancelación

Un tweet viejo, una declaración mal hecha, una conducta inapropiada: boom, canceladx.
Las redes sociales se convirtieron en tribunales digitales donde cualquiera puede ser juez, jurado y verdugo. Y aunque en muchos casos hay razones válidas (abuso, violencia, homofobia, racismo…), también hay una delgada línea entre pedir justicia y pedir la cabeza.

La cultura de la cancelación comenzó como una forma de exigir responsabilidad. “Ya basta de que los famosos hagan lo que quieran sin consecuencias”. Pero con el tiempo, se volvió más reactiva, más emocional… y a veces hasta injusta.

Porque cancelar no siempre da espacio para el aprendizaje. Muchas veces se exige disculpa, pero no se permite redención.

Y entonces surge la pregunta incómoda:

  • ¿Estamos pidiendo justicia o buscando castigo?
  • ¿Estamos ayudando a construir algo mejor o solo alimentando el algoritmo con odio?

Sí: hay casos donde levantar la voz ha sido poderoso (como el #MeToo). Pero también hay momentos donde la cancelación se convierte en bullying disfrazado de conciencia.

Tal vez la solución no sea dejar de señalar lo que está mal, sino hacerlo con empatía, con contexto y con la voluntad de transformar, no solo destruir.

editor

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