La votación que podría cambiarlo todo… fue suspendida: Palestina queda en pausa

La votación que podría cambiarlo todo… fue suspendida: Palestina queda en pausa

Una fecha clave que nunca llegó

El 17 de junio de 2025, debía ser un día histórico. Estaba previsto que la Asamblea General de las Naciones Unidas votara para elevar el estatus de Palestina de “Estado observador” a Estado miembro de pleno derecho. Un acto simbólico, pero también diplomáticamente poderoso.

Sin embargo, la votación fue suspendida de manera abrupta tras presiones de países clave y la advertencia de que “no existen las condiciones políticas necesarias”. Para miles de palestinos, esto fue más que un trámite congelado: fue otra oportunidad de ser reconocidos… que se les escapó entre las manos.


¿Por qué es importante ese reconocimiento?

El estatus de Estado pleno permitiría a Palestina:

  • Tener voz y voto en la Asamblea General de la ONU.
  • Acceder con mayor legitimidad a tribunales internacionales.
  • Firmar tratados multilaterales como país soberano.
  • Fortalecer su posición en negociaciones de paz.

Pero más allá del protocolo, es un paso que daría respaldo moral e internacional a su lucha por existir, por recuperar territorios ocupados y por defender los derechos de su población.


¿Quién frenó la votación y por qué?

Diplomáticos filtraron que Estados Unidos, Reino Unido y Alemania presionaron para postergar el proceso. ¿Las razones oficiales? “Evitar una escalada regional”, “dar prioridad a la paz negociada” y “no comprometer relaciones estratégicas”.

Pero en realidad, lo que muchos interpretan es que el reconocimiento de Palestina incomodaría a Israel y pondría en jaque a varios países aliados que han evitado tomar partido claro.

Mientras tanto, decenas de delegaciones del Sur Global expresaron su decepción. “No hay excusas para negar el reconocimiento a una nación que ya existe de facto y que lleva décadas resistiendo”, dijo el embajador de Sudáfrica.


La reacción en Palestina: otra herida abierta

En Gaza, en Cisjordania, en los campos de refugiados… la noticia cayó como un balde de agua fría. Muchos ya preparaban banderas, pancartas, marchas de celebración. La esperanza no era ingenua: era visceral.

“Queríamos un símbolo, algo que le dijera al mundo que no estamos solos”, dijo Fátima, una joven estudiante de Ramala. “Pero una vez más, el mundo nos dio la espalda”.


El eterno ciclo del “después”

El reconocimiento de Palestina ha sido debatido desde hace décadas. Siempre con argumentos técnicos, condiciones previas y llamados a “un acuerdo bilateral”. Pero mientras los diplomáticos se reúnen en salas con aire acondicionado, en Gaza hay hambre, en Hebrón hay checkpoints, y en Jerusalén hay desalojos forzados.

Lo que para algunos es política internacional, para otros es existencia diaria.


¿cómo se construye un país cuando nadie lo quiere reconocer?

Esta nota no busca polarizar. Busca poner sobre la mesa el valor de la dignidad, el reconocimiento y la justicia histórica. Porque ser un Estado no es solo tener fronteras. Es tener derecho a ser escuchado, defendido y respetado.

Y si eso se les niega una y otra vez, ¿qué mensaje se está dando?


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