La moda está reviviendo una de sus etapas más irreverentes y crudas: el regreso del indie-sleaze. Esta estética, que floreció entre 2007 y 2012 y estuvo dominada por blogs de Tumblr, fotos con flash, glitter corrido y moda desaliñada pero intencional, ha regresado con más fuerza —y con una reinterpretación moderna y consciente.

En su versión 2025, el indie-sleaze ya no es solo rebeldía visual: es una respuesta al perfeccionismo estético de Instagram, al minimalismo beige y a los filtros que todo lo suavizan. Ahora hablamos de lencería visible, camisetas gráficas viejas, delineador corrido, medias rotas y mezclas extravagantes como botas vaqueras con faldas de tul o lentes oscuros con vestidos vintage metálicos.
Rosalía fue vista recientemente saliendo de un after en Berlín con un slip dress de satín, chamarra de mezclilla oversized, medias rasgadas y maquillaje “destroyed glam”. Julia Fox, siempre a la vanguardia de lo inesperado, apareció en una fiesta en Nueva York con lencería transparente, botas militares y delineador doble. Estas celebridades están marcando un nuevo código de estilo: uno que no sigue las reglas, sino que las revienta con actitud.
La música también juega un papel clave. En Spotify, listas como “Indie-sleaze revival” acumulan millones de reproducciones con temas de Yeah Yeah Yeahs, MGMT, Charli XCX y The 1975. Es una nostalgia que se mezcla con la necesidad de autenticidad. Según un informe reciente de Dazed Magazine, el 65% de la Gen Z afirma sentirse más identificada con estilos “imperfectos” y “reales” que con la estética pulida de los influencers.
En TikTok, el hashtag #IndieSleaze2025 ya supera los 400 millones de vistas. Hay tutoriales de maquillaje “sucio glam”, DIY de camisetas vintage y vlogs donde el caos es parte del encanto. Incluso marcas como Diesel, Rick Owens y Balenciaga están adoptando este lenguaje visual para sus nuevas campañas.
El indie-sleaze no es solo una moda revival. Es una declaración contra lo artificial. Es estilo sin pulir, actitud sin filtro, caos con conciencia. Bienvenido de nuevo, desastre con glamour.