By En una época donde los filtros prometen perfección y los procedimientos estéticos son más accesibles que nunca, hay una corriente que vuelve a lo esencial. Sí, hablamos de la rutina de skincare básica: esa que no necesita agujas ni gastos excesivos, pero que bien aplicada puede transformar no solo tu piel… sino tu percepción de ti misma.
La reconocida dermatóloga Paloma Borregón lo resume así: “Limpieza, antioxidantes y protección solar. Esa es la base de una piel sana”. Tres pasos. Tres aliados. Tres hábitos que, con constancia, logran más que una decena de productos mal usados.
- Limpieza suave: Eliminar residuos, contaminación y maquillaje sin alterar el manto ácido de la piel es el primer paso hacia una piel equilibrada.
- Vitamina C u otros antioxidantes: Ayudan a combatir los radicales libres, mejoran la luminosidad y previenen el envejecimiento.
- Protector solar diario: El más poderoso antienvejecimiento, y también el mejor escudo contra manchas, arrugas y cáncer de piel.
En tiempos donde adolescentes piden rellenos y adultos buscan soluciones mágicas, volver a una rutina sensata se vuelve un acto de autocuidado y resistencia. Porque más allá del aspecto, este tipo de rituales diarios nos conectan con nuestro cuerpo, con nuestra constancia y con nuestra capacidad de cuidarnos sin necesidad de modificar quiénes somos.
La tendencia ya se ve también entre celebridades y figuras públicas. La princesa Charlotte, por ejemplo, sorprendió recientemente al lucir un esmalte vibrante (y adorable), desafiando sutilmente los protocolos reales. Pero lo hizo sin exceso: con un look limpio, juvenil y libre de intervenciones. Un recordatorio de que verse bien no es sinónimo de verse artificial.
Invertir en tu piel no es solo comprar productos: es invertir en tiempo para ti misma. Es cuidar, respirar, aplicar y amar lo que ves en el espejo… paso a paso, día a día.
