El cambio climático no afecta a todos por igual. Mientras algunos países y comunidades pueden invertir en tecnología, aire acondicionado y muros de protección contra inundaciones, millones de personas en zonas vulnerables sufren sequías, huracanes y olas de calor extremas sin recursos para adaptarse.
México ya enfrenta temperaturas récord, sobre todo en estados como Sonora, Tabasco y Nuevo León. Las familias de bajos ingresos tienen menos acceso a agua, salud y refrigeración, lo que incrementa la mortalidad. En paralelo, comunidades indígenas ven amenazados sus territorios por la falta de lluvias o la deforestación.
La justicia climática implica reconocer estas desigualdades y exigir que quienes más contaminan aporten más soluciones. Pero también se trata de cambiar hábitos locales: reducir plásticos, consumir responsablemente y apoyar iniciativas verdes