By El concepto de lujo silencioso llegó para quedarse, pero en México ha tomado un giro fascinante. Mientras las marcas internacionales apuestan por el minimalismo europeo, aquí el estilo se redefine con un toque artesanal y cultural.
Diseñadores como Carla Fernández, Sandra Weil y Pompi García están reinterpretando la elegancia desde la raíz mexicana: cortes simples, materiales nobles, y detalles hechos a mano que cuentan historias. Ya no se trata de presumir una etiqueta, sino de vestir con conciencia, autenticidad y propósito.
En zonas como Polanco (CDMX), la Roma o San Pedro Garza García, las nuevas generaciones de élite ya adoptan esta estética: ropa de lino crudo, joyería discreta en oro mate, bolsos de piel curtida y perfumes de autor. Todo parece sencillo, pero nada lo es.
El secreto del “lujo silencioso mexicano” es el saber elegir sin ostentar. No se trata de gastar más, sino de invertir mejor. La tendencia demuestra que el verdadero poder no necesita brillos, sino coherencia estética y calidad atemporal.
