El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) no solo afecta a los niños, sino que también es común en los adultos, aunque muchas veces es pasado por alto. Identificar el TDAH en la adultez puede ser complicado, ya que los síntomas a menudo no son tan evidentes como en la infancia. Sin embargo, si alguna vez has sentido que te cuesta concentrarte, te distraes fácilmente o tienes problemas para cumplir con tus responsabilidades, podría ser el momento de considerar si tienes TDAH.
El TDAH en adultos se presenta de una manera diferente que en los niños. Mientras que los síntomas típicos en la niñez incluyen hiperactividad y falta de atención en el aula, en los adultos, estos síntomas pueden manifestarse como una dificultad constante para organizarse, cumplir con plazos o mantener una conversación enfocada. Además, los adultos con TDAH pueden sentirse constantemente abrumados por las tareas cotidianas, como organizar su espacio, realizar pagos, o mantener sus horarios.
1. Distracción constante
Una de las características más notorias del TDAH en adultos es la tendencia a distraerse con cualquier cosa. Puede ser desde revisar las redes sociales por horas sin darte cuenta, hasta perder el hilo de una conversación importante porque algo más capta tu atención. Esta falta de concentración puede hacer que no puedas completar tareas o que olvides compromisos y responsabilidades.
El Dr. Lawrence A. Vitulano, psicólogo clínico de la Universidad de Yale, señala que el TDAH es altamente hereditario, lo que significa que si un familiar cercano tiene el trastorno, tú también podrías ser susceptible a él. Además, aunque no se sabe con certeza la causa exacta, se cree que la genética juega un papel importante en su aparición.
2. Dificultad para dirigir la atención
En lugar de solo sufrir por no poder concentrarte, los adultos con TDAH también pueden experimentar un fenómeno llamado “hiperfocalización”. Esto significa que, en ciertos momentos, puedes concentrarte tanto en una actividad que te resulta difícil dejarla. Por ejemplo, puedes pasar horas en Internet buscando información, jugando videojuegos o viendo televisión sin poder detenerte, aunque otras áreas de tu vida queden desatendidas. Este tipo de atención, aunque parece positiva, en realidad puede ser contraproducente porque impide realizar otras tareas importantes.
3. Problemas en el trabajo y con los plazos
Una de las principales áreas donde los adultos con TDAH experimentan dificultades es en el ámbito laboral. El trabajo, que requiere cumplir con horarios estrictos y seguir reglas, puede ser un desafío significativo. Muchas personas con TDAH tienen problemas para organizar sus tareas, cumplir con plazos o adaptarse a las expectativas laborales, lo que puede llevar a problemas de rendimiento. De hecho, los adultos con TDAH tienen más probabilidades de ser despedidos o tener problemas crónicos en el trabajo en comparación con aquellos que no tienen el trastorno.
El TDAH también puede afectar las relaciones laborales, ya que las personas con este trastorno pueden parecer desorganizadas o distraídas, lo que puede causar conflictos con compañeros o supervisores.
4. Frustración constante sin una razón clara
Los adultos con TDAH a menudo se sienten frustrados y desmotivados sin entender la causa. Aunque puedan ser exitosos en muchos aspectos de su vida, como en sus estudios o carrera profesional, las tareas diarias les resultan abrumadoras. En muchos casos, la frustración viene de la dificultad para organizarse y la sensación de estar constantemente corriendo de un lado a otro sin lograr avances significativos.
Es común que las personas con TDAH no se den cuenta de que sus problemas de organización y concentración son los causantes de esta frustración. La falta de autoconocimiento puede llevar a una baja autoestima, ya que se sienten incapaces de realizar tareas que, aparentemente, deberían ser fáciles.
5. Comorbilidad con otros trastornos de salud mental
Una característica importante del TDAH en adultos es su estrecha relación con otros trastornos de salud mental, como la ansiedad, la depresión o el trastorno bipolar. Aproximadamente la mitad de las personas con TDAH también presentan uno de estos trastornos, lo que hace aún más difícil diagnosticar el TDAH de manera aislada. Los síntomas pueden solaparse, por lo que el diagnóstico y tratamiento adecuado requieren una evaluación cuidadosa de los síntomas y antecedentes personales.
Además, es importante destacar que el TDAH puede desencadenar otros problemas emocionales debido a la constante lucha por mantener el control y la organización. Esto puede generar sentimientos de ansiedad o depresión, que a menudo son tratados como problemas independientes, sin considerar el TDAH subyacente.
6. Impacto en la vida social y las relaciones personales
El TDAH no solo afecta la vida profesional, sino también las relaciones personales. Las personas con TDAH a menudo tienen dificultades para mantener conversaciones enfocadas, lo que puede llevar a malentendidos o incluso a la ruptura de relaciones. También pueden ser percibidos como olvidadizos o poco comprometidos, lo que puede crear tensiones en sus vínculos personales.
La impulsividad, un síntoma común del TDAH, también puede afectar las relaciones, ya que las personas pueden actuar sin pensar en las consecuencias, lo que puede generar conflictos con amigos, familiares o parejas.
¿Qué hacer si sospechas que tienes TDAH?
Si reconoces varios de estos síntomas en ti mismo y te afectan en tu vida diaria, es importante consultar a un profesional de la salud mental. El diagnóstico del TDAH en adultos puede ser complicado, pero un psiquiatra o psicólogo especializado en trastornos neuropsiquiátricos puede realizar una evaluación exhaustiva.
Es fundamental tener en cuenta que el TDAH es un trastorno tratable. Con un diagnóstico adecuado, puedes recibir apoyo para desarrollar estrategias que te ayuden a mejorar tu atención, organización y manejo del tiempo. Además, el tratamiento puede incluir terapia cognitivo-conductual, medicación y técnicas de organización, las cuales pueden marcar una gran diferencia en la vida de un adulto con TDAH.
Si no estás seguro de si tienes TDAH, hablar con un profesional es un buen primer paso. No hay nada de qué avergonzarse: al identificar el problema, puedes comenzar a trabajar en soluciones que mejoren tu calidad de vida y bienestar.