En 1997, el psicólogo Arthur Aron realizó un experimento para descubrir si dos desconocidos podían enamorarse con solo hablar… y funcionó. Usó 36 preguntas diseñadas para generar intimidad emocional progresiva. Desde “¿Te gustaría ser famoso?” hasta “¿Qué es lo que más valoras en una amistad?”, el test desarma cualquier armadura emocional.
¿La clave? La vulnerabilidad. Las preguntas van desde lo casual hasta lo profundamente personal, obligando a ambos a abrirse emocionalmente. Luego, el ejercicio termina con cuatro minutos de contacto visual ininterrumpido. ¿El resultado? Varias parejas salieron de ahí… casadas.
Incluso apps de citas, terapeutas de pareja y realities como Love is Blind han replicado la dinámica. La ciencia del amor está lejos de los clichés románticos: es psicología pura, activación de la oxitocina y sincronización emocional.