By Vivimos en una era donde es más fácil copiar que conectar. Todos sabemos cómo posar para una selfie, pero pocos saben cómo dejar huella. Porque sí: tener estilo es cool, pero tener personalidad es inolvidable. No se compra, no se edita, no se filtra. Se construye.
Tu rareza es tu superpoder
Olvídate del miedo a ser “demasiado” algo: demasiado intensa, demasiado callada, demasiado graciosa. Las grandes personalidades no fueron hechas para gustarle a todos, sino para impactar a quienes deben. Audrey Hepburn, Frida Kahlo, Zendaya… todas fueron únicas porque no le bajaron el volumen a lo que las hacía distintas.
Haz lo mismo: identifica eso que te hace diferente y hazlo tu insignia. ¿Tienes risa escandalosa? ¡Úsala! ¿Ideas raras? ¡Exprésalas! Lo “cringe” es quedarte neutral.
Opinión propia: el accesorio más sexy
No hay nada más magnético que alguien que sabe lo que piensa. Y no, no es ser terca ni discutir todo: es saber decir “esto soy yo” con claridad. Así como eliges tu outfit, elige tus ideas. Lee, escucha, conversa. Una persona con opinión es una persona con peso, y en un mundo donde muchos solo repiten lo viral, eso es oro.
Sé coherente, no perfecta
Tener personalidad no es ser infalible. Es ser tú, con luces y sombras, sin disfraz. ¿La clave? Que lo que dices, haces y proyectas tenga coherencia. Si eres espiritual, no trates de sonar edgy solo por encajar. Si amas lo clásico, no te disfraces de alternativo. El estilo se copia; la coherencia, jamás.
Atrévete a incomodar (con respeto)
No viniste a ser fondo de pantalla. A veces tener personalidad es decir “no me gusta”, “no voy” o “no estoy de acuerdo”. Sí, puede que no caigas bien a todos. Pero quien te respete, te querrá justo por eso. Porque no te disfrazas para agradar.
Rodéate de personas que te reten (no que te editen)
Tu entorno moldea tu autenticidad. Si todo tu círculo piensa igual, se viste igual y actúa igual, ¿cómo florecer sin copiar? Busca gente que te inspire, que te rete, que te escuche y te celebre cuando eres tú, sin moldes. Ahí crece tu personalidad.
