La mañana del lunes 11 de noviembre de 2024, la familia Sodi vivió un doloroso adiós en el Panteón Francés de la Ciudad de México, donde se llevó a cabo el último adiós a la escritora Ernestina Sodi. A su lado estuvieron familiares y amigos cercanos, quienes le brindaron todo su amor y apoyo hasta el final de su vida. Entre los presentes, una de las personas más afectadas por su partida fue su hermana Thalía, quien, a pesar de la distancia que su carrera le impuso, viajó desde Nueva York para estar junto a su hermana en esos momentos tan difíciles. Ernestina fue, para Thalía, una fuente constante de inspiración desde la infancia. La cantante siempre consideró a su hermana como un modelo a seguir, una figura que le brindó apoyo y que, a pesar de las diferencias naturales entre hermanas, se mantenía unida a ella por un lazo irrompible de amor.
Las hermanas Sodi, hijas de Yolanda Miranda, crecieron rodeadas de un contexto familiar que, aunque lleno de logros, también atravesó por desafíos. Ernestina y Thalía, junto con sus otras tres hermanas (Laura Zapata, Gabriela y Federica), compartieron su vida entre la competencia, la admiración mutua y el cariño. Sin embargo, fue Ernestina con quien Thalía, la menor de las hermanas, desarrolló una conexión especial. A menudo, la cantante se refería a Ernestina como “Titi”, un apodo cariñoso que mostraba la cercanía y el afecto profundo que sentía por ella. A lo largo de los años, a pesar de las diferentes direcciones que la vida de ambas tomó, nunca dejaron que la distancia emocional o geográfica afectara el amor que se profesaban.
La partida de Ernestina marcó un dolor profundo para Thalía, quien, a través de sus redes sociales, compartió sus sentimientos de tristeza y aceptación. En una emotiva publicación, la cantante escribió: “Titi, yo sé que estás reencontrándote con mamá y papá y con amigos que se nos adelantaron, pero sobre todo, ya estás frente a nuestro Dios amado”, refiriéndose a la esperanza de que su hermana ahora se encontraba en un lugar mejor, rodeada de seres queridos que la precedieron en el camino.
A lo largo de su vida, Thalía y Ernestina compartieron muchos momentos especiales, a pesar de que sus trayectorias personales y profesionales las separaron por temporadas. Las reuniones familiares, sin embargo, siempre estaban llenas de risas y complicidad, y las dos hermanas fueron conocidas por su capacidad de hacer brillar cualquier habitación con su energía positiva. Incluso en momentos de su niñez, cuando Thalía era una niña pequeña y Ernestina ya había alcanzado importantes logros, como el título de Miss Distrito Federal en 1977, la relación fraternal se fortaleció. Thalía recuerda cómo, siendo apenas una niña de seis años, admiraba profundamente a su hermana mayor, a quien veía casi como una figura de “Barbie grandota”.
Por otro lado, Ernestina no estuvo exenta de enfrentar los celos naturales de su hermana menor cuando nació, ya que al principio la llegada de Thalía desbordó su lugar como la hija menor de la familia. Sin embargo, esa fase de celos pasó rápidamente, y la conexión entre ambas se consolidó de tal forma que se volvieron inseparables en su adultez.
La noticia de la muerte de Ernestina impactó profundamente a Thalía, quien se tomó el tiempo para rendir homenaje a su hermana no solo en su cuenta de redes sociales, sino también en sus momentos más íntimos, junto a su esposo Tommy Mottola y sus hijos. En sus palabras, Thalía expresó el consuelo de haber tenido la oportunidad de despedirse de Ernestina: “Dios nos permitió despedirnos todos los que te amamos de ti en estos días, donde, como la guerrera que eres, luchaste hasta el último segundo por estar aquí, por regalarnos tu sonrisa, por mirar nuestros ojos, y por compartir lágrimas juntos como la familia que somos”, escribió, destacando la fortaleza con la que Ernestina enfrentó su lucha, siempre sonriendo y buscando la unidad familiar.
La despedida de Ernestina dejó un vacío irreparable en la vida de Thalía, pero también una sensación de paz al saber que, como hermana, hizo todo lo posible por darle su amor incondicional hasta el último momento. Ahora, Thalía continúa su duelo rodeada del apoyo de sus seres queridos, llevando consigo el legado de su hermana, quien, aunque ya no esté físicamente, siempre será una parte vital de su vida.