La sustancia, la nueva película protagonizada por Demi Moore (61 años) y Margaret Qualley (29), ha causado furor en las redes sociales. Este filme, una coproducción británico-francesa escrita, dirigida y producida por Coralie Fargeat, aborda uno de los mayores miedos de la sociedad actual: el envejecimiento. El hecho de que Moore, quien ha sido noticia en numerosas ocasiones por sus transformaciones físicas derivadas de cirugías estéticas, sea la protagonista, es probablemente una de las razones por las que la trama ha captado tanto interés.
El filme se convirtió en uno de los más comentadas en los festivales de Cannes y Toronto, donde ganó los premios a mejor guion y el reconocimiento del público en la sección Midnight Madness, respectivamente. Asimismo, impresionó a la prensa y a los expertos en San Sebastián y Sitges. Clasificada dentro del género de “horror corporal”, los críticos destacan que también tiene un toque de humor. La película narra la historia de Elizabeth Sparkle, una estrella en decadencia, que enfrenta el inevitable paso del tiempo.
Demi Moore interpreta a Elizabeth, una actriz desesperada por alcanzar “la mejor versión” de sí misma tras ser despedida el día de su 50 cumpleaños. La solución a su crisis parece estar en un nuevo y revolucionario producto llamado “la sustancia”, que promete hacerla “más joven, más bella y más perfecta”. Sin embargo, el precio a pagar es alto: deberá compartir su vida con otra versión de sí misma.
“Vieja, gorda, asquerosa”, grita Margaret Qualley en el impactante tráiler de La sustancia. Ella interpreta a la versión joven y “mejorada” del personaje principal, una mujer que es joven, sensual y capaz de triunfar en la industria. Estas palabras están dirigidas al personaje de Demi Moore, quien enfrenta las inseguridades de la edad y la percepción de que ha perdido valor por ser mayor. Este conflicto resuena no solo en la trama, sino también en la realidad que muchas actrices, incluida Moore, han experimentado, ya que Hollywood es conocido por su obsesión con la juventud.
Meryl Streep lo dejó claro en 2015 cuando aceptó interpretar a una bruja en Into The Woods. Lo hizo como un acto de reivindicación, subrayando que, desde que cumplió 45 años hasta más allá de los 60, los papeles de bruja eran los más frecuentes que le ofrecían.
En el caso de Demi Moore, las polémicas en torno a su aspecto físico han sido una constante en su vida pública. La más reciente ocurrió hace apenas tres años, y aún permanece en la memoria de muchos seguidores de la cultura popular, reflejando cómo la presión por la apariencia sigue afectando a las actrices en Hollywood.
En 2021, Demi Moore fue el centro de atención en la Semana de la Alta Costura de París, al desfilar para Fendi. Lo que realmente captó la atención fue su rostro, que lucía muy diferente a lo que sus seguidores recordaban. Las modificaciones visibles en sus facciones desataron una ola de comentarios. Algunos lamentaban que se hubiera “desfigurado”, mientras otros se burlaban de su aparente lucha contra la presión estética o su supuesta desconexión con su imagen real. Lo cierto es que la apariencia de Demi se convirtió en el tema de conversación durante días, y todos se sintieron con derecho a opinar sobre su aspecto.
A pesar de todo el revuelo mediático, Demi Moore nunca comentó directamente sobre los cambios en sus facciones. Días después, solo mencionó que había recibido muchas críticas por su desfile, insinuando que el problema estaba en su forma de caminar o en el hecho de que no era una modelo profesional. Sin embargo, en sus apariciones posteriores, lucía más como la Demi que todos recordaban. De hecho, en imágenes del backstage del desfile, el impacto de su “nuevo rostro” parecía menos evidente, lo que dio lugar a especulaciones sobre la realidad de su transformación física.
A lo largo de su carrera, Demi Moore ha estado bajo el escrutinio constante de su apariencia física. Su icónica portada de Vanity Fair en 1991, donde apareció embarazada y desnuda, capturada por la lente de Annie Leibovitz, es un claro ejemplo de cómo su cuerpo ha sido tanto su fortaleza como su vulnerabilidad. En una entrevista con Drew Barrymore, Demi reflexionó sobre sus inseguridades y confesó: “Me di cuenta de que le estaba dando demasiada importancia a estar delgada, pensando que eso me daba más valor”. Aquella portada rompió barreras, redefiniendo lo que un desnudo significaba para una madre, aunque no estuvo exenta de controversia, con quioscos que la rechazaron por considerarla “pornografía”. A pesar de las críticas, la imagen hizo historia y se convirtió en un símbolo cultural.
Cinco años después de su icónica portada, Demi Moore volvió a hacer historia con Striptease (1996), donde interpretó a una madre que se ve obligada a bailar en un club de striptease para recuperar la custodia de su hija. Le pagaron un récord de 12,5 millones de dólares, y su hija Rumer hizo el papel de la niña. Sin embargo, ni el salario ni la participación familiar evitaron que la película fuera un fracaso en taquilla y objeto de duras críticas. Hoy en día, Striptease no logra aprobar en plataformas de puntuación cinematográfica.
Un año después, Moore protagonizó La teniente O’Neal (1997), donde tuvo que entrenar intensamente y raparse la cabeza para el papel, algo que afectó su sentido de identidad física. “Había cambiado tantas veces de cuerpo que no sabía cuál era mi talla natural”, compartió en The Drew Barrymore Show.
Años más tarde, en Los ángeles de Charlie (2003), Demi volvió a mostrar su físico en una escena memorable en bikini, pero, una vez más, su cuerpo se llevó todas las críticas y elogios, mientras que su actuación fue pasada por alto.
Demi Moore ha reconocido que al llegar a los 40 sentía que ya no tenía lugar en Hollywood. “Sentí que no había un sitio para mí, que no encajaba. Me di cuenta de que no tenía 20 ni 30, pero tampoco se me veía como una madre”, confesó en una charla con Michelle Yeoh para Interview, donde explicó que incluso llegó a pensar que su carrera como actriz había terminado.
El motivo por el que Demi Moore aceptó este papel
Este contexto explica por qué aceptó con entusiasmo el papel principal en La sustancia, dirigida por Coralie Fargeat. Para Moore, no fue un problema que la directora la considerara “perfecta” para el papel ni que tuviera que desnudarse. Lo que le atrajo fue la historia de una mujer a la que se le arrebata todo lo que daba sentido a su vida, una situación que le resultaba profundamente interesante.
Demi Moore va más allá en su análisis de la historia de La sustancia, afirmando que lo que más la impactó fue la “dura violencia contra uno mismo”. En una reciente entrevista con The Guardian, la actriz expresó: “No es lo que nos hacen, sino lo que nos hacemos a nosotros mismos”. La película presenta una inyección, que recuerda al popular medicamento para diabéticos Ozempic, muy utilizado en la actualidad para la pérdida de peso.
La crítica especializada ha elogiado el trabajo de Moore, considerándolo uno de los mejores de su carrera y su regreso al cine. Sin embargo, la actriz no está del todo de acuerdo con esta percepción, ya que asegura que nunca se fue; simplemente estuvo “en pausa”, como mencionó Michelle Yeoh en una entrevista en agosto.