Dormir juntos suena romántico, pero en la práctica… no siempre es tan tierno. Mientras unos aman amanecer entrelazados como pretzels, otros defienden con uñas y almohadas su metro cuadrado de libertad. Entonces, ¿qué es mejor?

Estudios recientes muestran que dormir en cucharita mejora la producción de oxitocina (la hormona del amor), reduce el estrés y fortalece el vínculo emocional. Pero ojo: también hay consecuencias. El calor corporal, los ronquidos o las diferencias en patrones de sueño pueden generar más conflictos que ternura.
Cada vez más parejas optan por la “cama doble individual”, es decir, duermen en la misma habitación pero con colchones separados. Otros incluso tienen “cuartos gemelos” y se visitan cuando quieren intimidad, no por rutina. Esta tendencia, lejos de enfriar la relación, la revitaliza.
Al final, no hay fórmula perfecta. Lo importante es hablarlo y elegir lo que funcione para ambos. Porque si dormir bien mejora el humor… ¡también mejora el amor!