¿Eres de los que inician el día con un vaso de agua tibia con limón? Su sabor refrescante y la promesa de múltiples beneficios han hecho de esta bebida un ritual matutino para muchos. Sin embargo, la doctora Sophie Hurel, uróloga francesa, recomienda replantear este hábito, pues el agua con limón no es tan milagrosa como se cree.
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¿Por qué no es esencial el agua de limón?
Aunque se ha popularizado la idea de que esta bebida es la clave del bienestar, la realidad es diferente. Si bien aporta una pequeña dosis de vitamina C, esta cantidad es mínima a menos que consumas el jugo de varios limones. Además, beberlo en ayunas puede ser agresivo para el estómago y debilitar el esmalte dental, causando más daño que beneficio.
La verdadera clave: hidratación constante
Según la Dra. Hurel, la mejor forma de cuidar el cuerpo es a través de una hidratación equilibrada a lo largo del día. Para un adulto sano, se recomienda ingerir al menos 1,5 litros de agua al día, distribuidos en pequeños sorbos en diferentes momentos. No es necesario beber grandes cantidades de golpe, sino mantener un consumo constante en el desayuno, almuerzo y cena, así como en colaciones.
¿Qué pasa con el jugo de arándano?
Otro mito extendido es el supuesto poder del jugo de arándano para prevenir infecciones urinarias. Sin embargo, la Dra. Hurel explica que para obtener un efecto real habría que consumir una cantidad muy elevada de este jugo, lo que no es práctico. En su lugar, recomienda optar por suplementos que contengan los principios activos en dosis adecuadas.
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