Los golpes en la NFL no son cualquier cosa. Un solo impacto en el campo equivale a un choque de auto a 50 km/h. Y los jugadores reciben entre 60 y 80 impactos por juego.
Estudios científicos han demostrado que incluso los golpes subconmocionales —aquellos que no provocan síntomas inmediatos— pueden causar daño cerebral a largo plazo. Condiciones como la encefalopatía traumática crónica (CTE) ya han cambiado para siempre el protocolo de seguridad en la liga.
Hoy, sensores en los cascos y trajes inteligentes permiten medir la fuerza, la dirección y el número de impactos. La tecnología ya no solo se usa para entrenar mejor, sino para evitar tragedias.
El fútbol ya no solo se juega con músculos. También con ciencia.