En calles de Bogotá, Buenos Aires, Lima y CDMX, los muros hablan más que nunca. El arte urbano se ha consolidado como un medio de expresión cultural y política, y los murales ya no son solo decorativos: cuentan historias. En barrios tradicionales, jóvenes artistas transforman fachadas enteras en obras que reflejan luchas sociales, raíces indígenas y problemáticas actuales.
En México, colonias como Doctores o la Guerrero son ahora galerías al aire libre, con recorridos turísticos que muestran cómo el grafiti evolucionó a muralismo moderno. Estas obras, muchas veces colaborativas, han revalorizado espacios públicos y convertido calles antes olvidadas en destinos culturales.