San Miguel de Allende es esa mezcla perfecta entre vibra bohemia y elegancia cool. Es un destino para perderse (literalmente) entre callejones empedrados, fachadas color durazno y galerías que te hacen sentir parte de una película indie.

Aunque por años fue el hotspot de señoras ricas gringas, hoy San Miguel se está llenando de creativxs, artistas emergentes y viajeros que buscan algo más que playa y fiesta. Aquí, cada café parece sacado de Tumblr y los rooftops ofrecen cocteles con mezcal, vista panorámica y atardeceres que curan el mal de amor.
Lo mejor es su versatilidad: puedes ir en plan romántico, de girls trip o solx a inspirarte. ¿Fan del arte? Recorre Fábrica La Aurora. ¿Foodie? Hay brunches con matcha, chilaquiles gourmet y vino natural. ¿Wellness lover? Hoteles boutique con spa, yoga y caminatas energéticas.
Spoiler: sí vas a querer volver.