By Escuchas el sonido de las suelas contra la tierra árida. A lo lejos, distingues el ligero movimiento de sus sipuchakas—esos vestidos tradicionales con coloridas faldas de holanes y blusas a juego que se han convertido en un símbolo distintivo. La indumentaria tradicional sigue el ritmo de su caminata. Aunque no lo percibes del todo, ellas son muy conscientes de su propio compás, uno que han desarrollado casi de forma empírica. Sus piernas reflejan la falta de entrenamiento formalizado que algunas de ellas han recibido. El clima y la genética juegan un papel crucial. A pesar de esto, demuestran con cada paso que la verdadera prueba de este día es su resiliencia. Hoy, estas seis mujeres tarahumaras no corren separadas; al contrario, corren juntas, de la mano.
En la mañana del primero de abril de 2024, la noticia se esparció rápidamente por las redes sociales: seis mujeres rarámuris habían participado por primera vez en el ultramaratón The Speed Project, que va de Los Ángeles a Las Vegas, por ello hoy jueves 29 de agosto, volvemos a recordar este increíble suceso. En total, recorrieron en relevos una distancia de 550 kilómetros. Rosa Ángela Parra, Verónica Palma, Argelia Orpinel, Isidora Rodríguez, Lucía Nava y Yulisa Fuentes comenzaron su travesía dos días antes desde el Muelle de Santa Mónica en Los Ángeles y finalizaron frente al letrero de Welcome to Las Vegas. Las fotografías del final del trayecto muestran a las corredoras levantando la mano para celebrar su tercer lugar. La imagen es un testimonio del carácter incansable de las mujeres rarámuris, quienes llegaron allí gracias al colectivo de corredores Ra Ra Ra. Mariángela Guzmán Favela, líder y capitana de Ra Ra Ra, expresó: “Todo tenía que pasar para traer a Ángela, Argelia, Isidora, Lucía, Vero y Yulisa a The Speed Project; ha sido lo más gratificante de la vida. Las mujeres no conocen el límite. Las rarámuris no conocen el límite. Correr no conoce el límite.”
Después de meses de preparación, trabajo y recaudación de fondos para costear el viaje, estas mujeres—originarias de distintas regiones de Chihuahua—se embarcaron en su primer viaje juntas para participar en una carrera. Era la primera vez que se conocían en persona, aunque ya se habían cruzado en maratones locales a lo largo de los años. La relación de hermandad que eventualmente demostrarían no había sido establecida hasta ese momento. “Pasamos de todo; frío, calor. Los primeros kilómetros los corrí con huaraches. Confiando en mí y en mis compañeras,” comenta Verónica Palma, una de las corredoras. Durante el recorrido, quedó claro para todos los espectadores que había algo especial en ellas; no eran solo sus vestimentas tradicionales, sino su determinación y el deseo de superar cualquier límite.
