En sus 20, Kelsea Ballerini buscaba un cuerpo perfecto. Hoy, en sus 30, su enfoque es otro. La cantante ha adoptado una rutina basada en el movimiento intuitivo: caminatas, yoga suave y pilates, dejando atrás la obsesión con el cardio intenso. Su dieta también cambió: 80% saludable, 20% placer. Este balance ha mejorado su relación con la comida y con ella misma.
“No quiero que mi cuerpo se vea bien, quiero que se sienta bien”, dice Kelsea. Su nuevo enfoque la ha llevado a compartir contenido más vulnerable en sus redes, donde habla abiertamente sobre la presión de la industria musical y cómo ha aprendido a establecer límites.
Para ella, el verdadero éxito no está en la balanza ni en el espejo, sino en poder dormir tranquila y vivir sin ansiedad. Con este cambio, no solo su cuerpo ha mejorado, sino también su arte y conexión con el público.