Aplicaciones como Strava han dejado de ser simples herramientas de seguimiento deportivo para convertirse en redes sociales donde cada kilómetro se comparte. Esto ha impulsado la motivación de millones, pero también ha generado una cara oscura: presión social, ansiedad e incluso competencia desmedida.
Psicólogos deportivos advierten que la validación constante puede generar frustración. Algunos usuarios incluso falsifican sus tiempos para mantener reputación. La recomendación: usar estas apps como un aliado para la salud, no como una fuente de estrés.
