Peña de Bernal es más que una piedra gigante: es un mood espiritual, estético y delicioso. Este Pueblo Mágico en Querétaro es el spot perfecto para quien busca una escapada rápida, con alma y mucho queso (literal).

La Peña es el tercer monolito más grande del mundo y subirlo al amanecer es un reto que no solo activa las piernas, sino que también conecta contigo. Arriba, el silencio, el viento y la vista valen más que cualquier terapia express.
Pero Peña también es colores, sabores y energía. Las calles están llenas de tienditas de cuarzos, velas, ponchos y chocolate artesanal. Hay fonditas con gorditas de maíz azul, vinos de la región y cavas boutique que te dan ganas de mudarte.
Para cerrar con broche místico: ritual de limpia o temazcal en algún ecohotel. Un detox emocional de alto impacto.