Después de dos años de compromiso y un reciente enlace civil, Sofía Castro y Pablo Bernot dieron el siguiente gran paso en su historia de amor al jurarse amor eterno en una majestuosa ceremonia religiosa. Rodeados de sus seres queridos, los ahora esposos eligieron como escenario el encantador pueblo de San Miguel de Allende, Guanajuato, un lugar reconocido por su riqueza cultural y belleza natural, que se convirtió en el marco perfecto para este momento inolvidable.
El evento se llevó a cabo en los espectaculares jardines de un exclusivo hotel. Desde el inicio, la ceremonia estuvo cargada de sentimientos, especialmente cuando Sofía caminó hacia el altar del brazo de su padre, José Alberto “El Güero” Castro. La emoción del productor fue evidente, y sus lágrimas de felicidad conmovieron a todos los presentes, recordando la conexión única entre padre e hija.
Por su parte, Angélica Rivera, madre de la novia, también dejó una huella imborrable al caminar hacia el altar del brazo del padre de Pablo, Francisco Bernot. Con un impresionante vestido dorado adornado con plumas, la ex primera dama se convirtió en una figura destacada durante la ceremonia, irradiando orgullo y alegría por este importante día en la vida de su hija.
El vestido de ensueño de Sofía
Sofía Castro lució un vestido nupcial diseñado a medida por Oscar de la Renta, que combinaba tradición y elegancia. El diseño presentaba hombros descubiertos, mangas de encaje y delicados bordados florales blancos que decoraban toda la prenda. La amplia falda terminaba en una cola que aportaba majestuosidad al conjunto, mientras que un velo de tul caía suavemente sobre su espalda, realzando su belleza natural.
Los complementos de Sofía fueron mínimos, pero cuidadosamente elegidos: un collar doble de perlas y un ramo de flores en tonos blancos y rosados, permitiendo que el vestido fuera el protagonista absoluto de su look.
Una recepción de ensueño
Tras la ceremonia, los invitados se trasladaron a una recepción igualmente espectacular, organizada en el mismo hotel. El espacio fue decorado con una paleta de colores claros y detalles dorados, con mesas de mármol y candelabros altos que llenaron el lugar de un ambiente romántico y sofisticado. Las flores blancas, presentes en cada rincón, aportaron un toque fresco y elegante, mientras que los techos de cristal y los ventanales ofrecían vistas impresionantes de los jardines y el paisaje natural.